Por Samuel Parra
Lo primero que nos tenemos que preguntar, como si de cualquier otra escena se tratase, es: ¿Por qué tiene que suceder?
No hay nada que te saque más de la historia que leer una descripción de una escena sexual tal cual:
“La mete, y la saca, y la mete, y la saca, y mientras empiezan a sudar profusamente y la habitación ya huele a sexo”.

La Escritora Elizabeth Estolano Gutiérrezes una píldora de LSD para la Literatura Erótica, porque embarca sus sentidos hacia las comisuras del deseo. Su prosa provoca que se desdoble tu pasión en un ilusionante relato donde tus ojos sudan y las lágrimas gimen los apellidos de amantes afortunados o damiselas fatales.
La verdadera potencia de su literatura radica en las diferentes encarnaciones que construye del deseo humano más profundo: ha escrito sobre la infidelidad, lo prohibido, el engaño, la muerte, la masturbación, lo fálico y la incertidumbre, recurriendo a géneros como la distopía, la comedia negra y el epistolar.
En resumen: la escritura es erótica, el trazo que dispara el deseo.
¿Vienes de una familia de artistas. ¿Se lleva el arte en la sangre o es una farsa?
Siempre influye el hecho de crecer entre personas que te mantienen cerca del arte, pero curiosamente mi mayor influencia en el ámbito literario fueron algunos muy buenos maestros que tuve, de mi familia heredé mi amor por la musica y mi habilidad para el canto, mi mamá fue cantante profesional en su juventud, mi abuelo tocaba en un trío y la mayoría de mi familia canta o toca algún instrumento musical.

Nació en Mazatlán, en 1989. Maestra de educación primaria frente a grupo, inició la licenciatura en derecho, pero decidió estudiar Instructor en Actividades Artísticas, porque es apasionada promotora del arte en todas sus expresiones.
¿Cómo combinas ser maestra de primaria, promotora cultural y escritora de literatura erótica?
Fácil. Hay algo que une a las tres: la pasión. Soy una persona apasionada y si no lo voy a hacer con pasión, mejor no lo hago. Entonces trato de unir las pasiones de mi vida sin mezclarlas, si bien es cierto que mis textos eroticos no los puedo compartir con mis alumnos lo que sí puedo hacer es despertar en ellos el gusto por la poesía identificanso sensaciones y emociones a través de los sentidos, que es lo que hacemos los escritores del erotismo, identificar esas sensaciones y plasmarlas en un texto, porque el erotismo no es meramente un texto hablando de relaciones sexuales, va más allá.

Woody Allen dice que: el sexo es sucio sólo cuando se hace bien. Entonces, quien prescinda de la parte animal y obscena del sexo también está falseando las cosas. Por eso cada escritor se debe orientar de acuerdo con su intuición. Para mí, tratar de llegar a ese equilibrio fue uno de los trabajos estilísticos más difíciles de mis relatos eróticos.
¿Hay para ti una diferenciación entre lo erótico y lo pornográfico, el sexo y el deseo?
Claro que sí, aunque los dos hablen de sexualidad y sensualidad hay una pequeña pero significativa diferencia… El erótico se enfoca en las sensaciones y emociones que tiene nuestro cuerpo a través de los sentidos, qué provoca en ti un aroma, una textura, un sonido, un sabor, una imagen… Lo pornografico es más explícito, te habla directamente del acto, qué hiciste, qué pensaste, qué sentiste… Lo mismo pasa con el deseo y el sexo, uno es lo que nos mantiene a la expectativa del otro, aunque puedo desear sin llegar al sexo, y describir todo lo que te provoca «desear algo» es de lo más erótico.

Elizabeth ha publicado dos libros de manera independiente: Flores a Carmelita (2015, libro epistolar de poesía en prosa) y Pedacitos de Luna (2019, literatura infantil). También estudió apreciación cinematográfica y guion cinematográfico en el CMA y ha formado parte de distintos talleres y cátedras de arteterapia, literatura, narrativa oral, con grandes maestros como Jeff Johnson, Felipe Garrido, Ana Clavel, entre otros.
Sobre el erotismo y la literatura, Mario Vargas Llosa expresa: Digámoslo desde el principio, no hay gran literatura erótica, lo que hay es erotismo en grandes obras literarias. Una literatura especializada en erotismo y que no integre lo erótico dentro de un contexto vital es una literatura muy pobre. Un texto literario es más rico en la medida en que integra más niveles de experiencia. Si dentro de ese contexto el erotismo juega un papel primordial, se puede hablar verdaderamente de literatura erótica.
¿Alguien que trata de transmitir los sentimientos de sus personajes tiene reparos a la hora de transmitir los suyos propios?
Siempre ha sido mucho más fácil para mí expresarme por escrito. Pero a la hora de hablar de lo que siento es difícil hacerlo con fluidez, creo que en eso tiene que ver también los años y los daños, con las experiencias de vida vas modificando tu manera de ver la vida y vas creando filtros, escuchando más y hablando menos, aunque yo no tengo muchos filtros, pienso poco lo que voy a decir y en mis opiniones acostumbro ser muy franca.

El más reciente libro de Estolano es Hetairas, un poemario donde la inspiración avanza sobre cinco musas griegas que son la encarnación del deseo. Este libro va acompañado de una selección de fotografías a color, obra de la artista visual Karla Holler, que a través de la lente atrapa la pasión natural de los personajes.
¿Cuánto hay de ti en ese personaje o en tus personajes en general? ¿Cómo los construyes?
Hay mucho de mí en todos mis personajes. La mayoría de lo que leerán en mis libros ha sido parte de mi vida en algún momento. Dicen que los escritores robamos vidas ajenas, yo me he robado más de alguna, el mundo está lleno de personajes, de historias impresionantes, lo mismo puedo crear un personaje de una señora que me encontré en un café y otro de algún ebrio en el bar de esos que cuentan su vida al que brinde con él… También he creado personajes de personas cercanas a mí, como Carmelita que representa todos los defectos de las personas de las que me he enamorado o Luna que es una niña que existe y que al igual que el personaje vive en un reino lejano al mío. Sin duda cada personaje lleva una parte de mí, a veces una característica positiva o a veces algo que no me gusta de mí. Es bueno también dejar que los demonios de uno jueguen con las palabras y escriban lo que no te atreves a decir.

En su libro Flores a Carmelita, Elizabeth Estolano juega al frontenis a través de un ir y venir de cartas que rebotan contra una metafórica pared que puede llamarse «amante» o promesa de un tórrido encuentro que la pausa mantiene en la línea de salida.
En Flores a Carmelita construye diferentes manifestaciones del deseo, casi como una pulsión inconsciente. ¿Por qué lo haces?
Porque es una historia real. Es una historia de obsesión y deseo, de un amor prohibido que disfruta ser prohibido hasta que llega al límite. Ese poeta y Carmelita tenían algo en común: pulsión de muerte. Por eso muchos se identifican con esos personajes, en algún momento experimentamos el amor intenso y masoquista, el auto sabotaje, el placer en la destrucción, todos hemos sido el poeta y todos hemos sido Carmelita en distintas etapas de nuestra vida, quizá con menos intensidad que ellos.
La frontera entre erotismo y pornografía sólo se puede definir en términos estéticos. Toda literatura que se refiere al placer sexual y que alcanza un determinado coeficiente estético puede ser llamada literatura erótica. Si se queda por debajo de ese mínimo que da categoría de obra artística a un texto, es pornografía. Si la materia importa más que la expresión, un texto podrá ser clínico o sociológico, pero no tendrá valor literario. El erotismo es un enriquecimiento del acto sexual y de todo lo que lo rodea gracias a la cultura, gracias a la forma estética. Lo erótico consiste en dotar al acto sexual de un decorado, de una teatralidad para, sin escamotear el placer y el sexo, añadirle una dimensión artística.
Estolano es multifacético, es escritora, promotora de lectura, cantante, dirige Entresuelo, albergue de libros en Mazatlán que se encarga de rescatar libros usados para distribuirlos en comunidades donde se necesitan. Actualmente forma parte del Coro Ángela Peralta y es integrante del grupo de narrativa La Nave de los Sueños dirigido por la escritora Melly Peraza.
¿Cómo entiendes la idea de belleza?
Cómo todo aquello que te provoca satisfacción primero a través del sentido de la vista y luego todos los demás sentidos, de acuerdo a tus gustos, preferencias, educación, Estado de ánimo, etc.

Como escritora ¿Cuáles son tus influencias literaria?
Jaime Sabines, Mario Benedetti, Charles Bukowski, Gabriel García Márquez, Inés Arredondo, Francisco Hinojosa, Triunfo Arciniegas, Liliana Blum… Y puede seguir la lista…
¿Crees que en la literatura hay tabúes y pudores en cuanto al sexo?
Muchísimo. Aunque cada vez hay menos censura en estos textos aún nos falta mucho, tanto en el tema de los editores como entre propios colegas escritores, pero todo es cuestión siempre de educación, la perspectiva cambia cuando te atreves a leernos y a identificar de qué va realmente el erotismo.
¿Qué te parece fundamental a la hora de narrar el sexo?
La imaginación y los sentidos. Ponerse en el lugar del otro, qué sentiría yo, qué pensaría yo, a qué creo que huele el ambiente, a qué me sabe la piel del otro, qué elementos de la escena me parecen necesarios para estimular a mis personajes. Hay que vivir la historia cuando la escribes para poder incitar al lector.
Las voces son las que narran la historia, pero lo hacen de forma epistolar… ¿Cómo se te ocurrió utilizar ese género? ¿Lo tuviste claro desde el principio? ¿Fue como una especie de iluminación instantánea o lo meditaste a fondo?
Fue una manera de decirle a mi amado Jaime Sabines «Gracias por tus cartas a Chepita», pero también era necesario que así fuera, las cartas son totalmente reales, yo escribí esas cartas, algunas se enviaron y otras no, lo único que hice fue unirlas para contar una historia con el breve saludo que lleva cada una al inicio.

¿Crees que tu obra es una novela de respuestas o preguntas abiertas?
De preguntas abiertas. Las respuestas estarán en mi próximo libro Inmarcesible, donde tendrán la oportunidad de conocer al Poeta a Carmelita y a otros personajes que aparecen entre líneas en esas Flores a Carmelita.
BIBLIOGRAFÍA LUJURIOSA
Decameron. Giovanni Boccacio. Planeta, 1999.
La lozana andaluza. Francisco Delicado. Castalia, 1990
Justine o los infortunios de la virtud. Marqués de Sade. Tusquets, 1994
La Venus de las pieles. Leopold von Sacher-Masoch. Tusquets, 1983
El inglés descrito en un castillo cerrado. André Pieyre de Mandiargues. Tusquets, 1979
Trópico de Cáncer/ Trópico de Capricornio. Henry Miller. Cátedra, 1990
El cuaderno negro. Lawrence Durrell. Edhasa. 1990
Historia del ojo. Georges Bataille. Tusquets, 1978
Lolita. Vladímir Nabokov. Anagrama, 1990
Elogio de la madrastra. Mario Vargas Llosa. Tusquets, 1988